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¿Por qué los espacios para niñas y niños siempre están llenos de colores primarios?

Alejandra Quiroz Hernández – 28 de mayo de 2025

Es común ver que los espacios dedicados a la infancia están saturados de colores brillantes: rojos intensos, azules eléctricos, amarillos chillones. A simple vista puede parecer “alegre” o “infantil”, pero ¿de dónde viene esta idea?

Muchas veces se repite sin pensar: que estos colores estimulan, que así aprenden mejor, que “a los niños les gusta”. Pero lo cierto es que este tipo de paleta viene más del diseño comercial que de una reflexión pedagógica o estética.

En los años 1950 y 1960, los colores primarios se popularizaron en la industria del juguete y la televisión infantil porque eran fáciles de imprimir y muy visibles en pantallas. Así se fueron convirtiendo en el código visual de lo “infantil”. Desde entonces, hemos repetido ese lenguaje, muchas veces sin preguntarnos si realmente responde a las necesidades de juego, calma, concentración o creatividad de niñas y niños.

Hoy sabemos que no hay una sola forma de diseñar para la infancia. Colores suaves, tonos naturales, combinaciones inesperadas y espacios menos saturados pueden invitar a imaginar, explorar y habitar con más libertad.

Tal vez es momento de preguntarnos: ¿qué tipo de experiencias queremos que vivan niñas y niños en estos espacios? ¿Por qué seguimos llenándolos de lo que creemos que debe gustarles, en lugar de abrirles un mundo más amplio de posibilidades?