Un teckel llamado Lump fue la debilidad de Picasso; a Mozart le fascinaba su estornino cantor; Frida Kahlo se pintaba a sí misma como el cervatillo que correteaba por su jardín; la chow-chow psicoanalista Yofi ayudaba a Freud en sus consultas, y la escritora Virginia Woolf se basó en su propia perrita Pinka para escribir una de sus obras más famosas.
Ana y Katherine nos traen estas pequeñas historias sobre los vínculos entre grandes creadores y estos seres especiales que entraron en sus estudios y dejaron huella en sus obras y en sus vidas. Una visión encantadora y cercana de la genialidad humana unida al carisma animal.